El último día de 2022 falleció el Papa Benedicto XVI, a los 95 años. Su velorio aún continúa y su funeral tendrá lugar este jueves 5. Joseph Ratzinger, primer Papa en dimitir en más de 600 años, la salud –su nombre de pila– ya era frágil.
El papado de Benedicto XVI no transcurrió sin problemas. El líder cristiano tuvo que lidiar con varios escándalos de abuso dentro de la Iglesia, además de tener opiniones polémicas sobre el uso del condón. Precisamente por esta personalidad el director Fernando Meirelles decidió realizar la película Dos Papas2019.
En la obra vemos el encuentro de dos figuras opuestas, pero unidas por su fe: el Papa Benedicto XVI y el cardenal argentino Jorge Bergoglio, que más tarde se convertiría en el Papa Francisco. El cardenal está decidido a jubilarse por desacuerdos con la dirección de la Iglesia encabezada por Benedicto. Con el billete ya comprado para Roma, le sorprende la invitación del propio Papa para visitarle. Al llegar, inician una larga conversación donde debaten no sólo la dirección del catolicismo, sino también los afectos y peculiaridades de personalidad de cada uno.
Aunque los protagonistas y el título apuntan a una película católica, hay que destacar una cosa. El guionista Anthony McCarten, de hecho, partió de la idea de comprender cómo sería una larga conversación entre dos personas completamente opuestas, pero que comparten la misma fe. Llegó así a la absurda idea de que ese diálogo se produjera entre los dos Papas.
¿Cuál es la realidad en Los dos papas?
La película creó prácticamente todo. La premisa ficticia de que Jorge Bergoglio fue a Roma a dimitir es falsa. Más que eso, los encuentros entre ambos fueron inventados y basados en la imaginación de McCarten y Meirelles.
Uno de los puntos principales de la ficción es una supuesta disputa por el cargo de Juan Pablo II, siendo considerado Francisco y ganando Benedicto XVI por el poder político. Eso no sucedió, ya que Ratzinger era la primera opción de todos.
El momento que deja en claro este absurdo ocurre cuando ambos ven juntos la final de la Copa del Mundo de 2014. Bergoglio, un ávido fanático de San Lorenzo, apoya a Argentina, mientras que Ratzinger apoya a Alemania. No hace falta pensar mucho para entender que esta escena no es más que un invento.